Medios electrónicos, vida moderna, y los retos para permanecer humano en un mundo digitalizado

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El estilo de vida actual nos obliga a hacer uso de las tecnologías electrónicas.  Los grandes desarrollos tecnológicos de los últimos 100 años han transformado radicalmente la vida humana:  el modo como interactuamos entre nosotros, como percibimos el mundo, como nos entretenemos, como trabajamos, como aprendemos.  Nuestros niños crecen rodeados de éstos nuevos instrumentos tecnológicos, herramientas de comunicación y recursos de entretenimiento, que unas décadas atrás participaban en la vida humana sólo de forma fragmentaria.

Estas tecnologías – como cualquier tecnología – transforman no solo la vida exterior del hombre, sino que tambien transforman la conciencia.  Desde la invención de la aguja, el lápiz de grafito, el cuchillo, el lápiz labial, el libro, hasta los tecnologías más complejas, toda creación afecta la vida moral, social y las potencialidades del ser humano.

Es importante que desarrollemos una consciencia en relación al impacto que éstas tecnologías electrónicas, cada vez más presentes, intrusivas, cotidianas en términos del tiempo diario que compartimos con éstas, tienen sobre nuestras facultades humanas, sobre el desarrollo de nuestros hijos, nuestra vida social y nuestra moralidad.

El tema de las tecnologías electrónicas y su impacto sobre la vida humana, viene siendo estudiado de décadas atrás.  Es un tema inmenso hoy en día, que se complejiza en la medida en que los desarrollos tecnológicos en ésta linea son cada vez mayores, y su participación en múltiples áreas de la vida humana  es más grande.  Televisión, cine, videojuegos, redes sociales, canales de streaming de música y video, relojes inteligentes, teléfonos inteligentes, inteligencia artificial, aplicaciones para teléfonos móviles del más variado tipo:  para encuentros románticos, para el aprendizaje de idiomas y otros temas, para acceder a servicios de transporte y mensajería, para la georreferenciación y guía en la conducción, para servicios de telefonía, de videollamada, de chat, etc.  La lista podría ser inmensa.  Se trata de un universo de posibilidades que apunta a las más diversas necesidades humanas.  Nadie se salva, incluso la bisabuela ya aprendió a usar el chat.

Algunas estadísticas interesantes en Colombia que apoyan lo anterior:

  • El tiempo de consumo promedio por persona de tecnologías de pantalla es de 10 horas diarias:  sumando televisión, teléfonos inteligentes, tablet, videojuegos, cine, plataformas audiovisuales en internet.
  • 35,5 millones de usuarios de internet (69,1% de la población)
  • 41,8 Millones de usuarios (81,3%) de Redes Sociales, con un incremento de 2,2 millones entre 2021-2022
  • Facebook tiene 35,1 millones de usuarios en el país
  • Youtube tiene 30,5 millones de usuarios
  • Instagram tiene 18,3 millones de ususarios(35,6%)
  • Tiktok tiene 13,5 millones de usuarios
  • LinkedIn tiene 10 millones de usuarios
  • Twitter tiene 4,3 millones de usuarios (10,3%)

Según el informe ejecutivo presentado por la Comisión de Regulación de Comunicaciones del 2021, los hogares colombianos en promedio tienen 3 teléfonos moviles, 2 televisores inteligentes, 1 computador, 1 tablet,  y 1 consola de videojuegos.    Los tiempos de consumo de televisión en niños de 6 a 9 años es de 2 horas y media entre semana, y de 3 horas y cuarenta minutos los fines de semana, y en general estos porcentajes se mantienen para jovenes de mayor edad y adultos.  Es decir un promedio de 1000 horas y más de televisión al año por persona. 

A nivel mundial encontramos tiempos de permanencia de más de 10 horas frente a pantallas, en paises como Filipinas, Sudáfrica, Brasil, estando Colombia ocupando el cuarto lugar.  Paises como Dinamarca, Suecia y el Reino Unido, tienen un porcentaje de usuarios de internet de casi el 98 % y más del 70% de la población es usuario de redes sociales.

Como se ve,  es un hecho que las tecnologías informáticas forman parte de nuestra vida, y que lo harán cada vez más… y está bien que esto sea así.  Parte del destino o sello de nuestra época es el aprender a interactuar con éste tipo de tecnología, que se hacen posibles gracias al uso deliberado de las fuerzas de la subnaturaleza:  eléctricas, electromagnéticas y minerales.

Las consecuencias

Sergei O. Prokofiev[1] señala en su libro “La relación con Rudolf Steiner:  el Misterio de la Piedra de la Fundación”  tres consecuencias del uso de las tecnologías electrónicas para la vida humana[2].

La primera de ellas es la pasividad del pensar.  En efecto, si nos remitimos a los estudios que se han realizado en relación a lo que pasa en el cerebro cuando se mira la televisión, se encuentra  que las personas están, literalmente, en una condición de fascinación, de trance:  mirada fija, inhibición motora, inhibición de la actividad de la corteza prefrontal, y por tanto del pensamiento reflexivo.  Gradualmente, quién dedica muchas horas a ver televisión, a ser entretenido, debilita las funciones que son propias de la corteza prefrontal:  atención libremente dirigida, control de impulsos, capacidad de planeación y memoria de trabajo.

El debilitamiento del pensar y de la memoria se ve también favorecido por el uso de los géstores de búsqueda como google, que hacen innecesario tener que esforzarse para acceder a una información o a una respuesta.  El proceso de obtener una respuesta era parte del proceso de aprendizaje años atrás:  ir a la biblioteca, consultar varios libros, asesorarse con otras personas, tener que anotar varias fuentes, etc.  Todo eso hacía que el proceso de aprender implicara establecer una relación con otros, movilizarse física e internamente, comparar fuentes, evaluar la confiabilidad de las mismas, sacar conclusiones, y finalmente construir algo propio que se grababa en la memoria en un contexto de significado social, espacial y personal.  Desafortunadamente la información que esta a un solo clic de distancia hace que ese proceso se pierda, y que el único contexto que la rodea es que google lo sabía, y pasa algo más… la información que se aprende queda en el alma de forma más superficial, y se evanesce tan rapidamente como llegó.

Igualmente, el vínculo de confianza que establecemos con google, que consiste en la idea de que  no decimos “todo lo sabe” o de  “que esta ahí para recordárnoslo siempre” – esta certeza – se traduce en el hecho de que no nos esforzamos para recordar nada, ni aprender de memoria nada:  nombres de autores, titulos de libros, restaurantes, fechas, personas… ¿para qué?, nos decimos, si lo necesitamos solamente lo googleamos.  Lo mismo pasa con el teléfono:  un sustituto de la memoria.

Y cada vez la cosa se complica más, porque ahora esta el tema de la inteligencia artificial.  Una tecnología que hace en verdad superfluo pensar.  Podemos pedir a las tecnología IA las cosas más diversas:  “escribeme un artículo sobre…”, “hazme un diseño con las siguientes características…”, “elabora un código para un programa computacional sobre…”, etc.  Es decir la actividad humana por excelencia, nuestro sello distintivo:  el pensar humano, corre el riesgo de hacerse innecesario.  El peligro que esto supone es inmenso.

La segunda consecuencia que señala Prokofiev tiene que ver con el debilitamiento de las capacidades imaginativas

El ser humano tiene una relación profunda con la imagen.  A lo largo de la historia humana encontramos en todas las culturas y en todas las épocas, evidencias de ésta relación:  en las producciones artísticas pictóricas, escultóricas, arquitectónicas, en los mitos, las leyendas, los cuentos de hadas, la literatura.  Niños y adultos necesitamos de éste alimento – las grandes narraciones y las grandes imágenes – y sólo podemos ser humanos en un sentido profundo cuando reviviificamos éstas imágenes en nuestra alma.  En ésta necesidad real que tiene el ser humano, es en donde cosechan su éxito el cine y la televisión:  anhelamos historias… No obstante, importa – como con cualquier alimento – su origen y el modo como se consume.  Ciertamente la coca-cola y el pan lo hacen sentir a uno lleno, pero no se trata de verdadera nutrición.

Las imágenes que nos dan la televisión y el cine han sido creadas por los equipos de trabajo que las producen:  diseñadores, artístas, escritores, directores, etc.   No participamos de ninguna forma en su elaboración.  Es distinto a lo que sucede cuando leemos:  somos nosotros quiienes tenemos que recrear el escenario, el personaje, las acciones.

Por otra parte, el “dragón” que se imagina el director de una película y su equipo, es muy diferente del “dragón” que un niño de 7 años se hace en la cabeza.  La representación del dragón de un adulto tiene la cualidad moral que es propia de su edad, de los retos que enfrenta, de sus experiencias vividas, de sus miedos, y otras emociones, es en resumen una imagen de su propia sombra.  El de un niño es diferente.  Cada quién debería imaginarse el dragón al que es capaz de enfrentarse.  Al exponer a un niño a imágenes que lo desbordan, que no pertenecen a su nivel de desarrollo, en alguna medida lesionamos sus fuerzas de fantasia.

La fuerza de una imagen, la perennidad de una historia, radica en la verdad que lleva en sí.  Esta verdad tiene que ver con que a través de éstas imágenes revela algo fundamental de la naturaleza humana, del sentido de su existencia, de sus tareas o misión, de su origen divino.  Los cuentos de hadas son un ejemplo de ello.  Estas historias eternas, nos nutren y nos fortalecen, son como beber de una fuente de la eterna juventud para el alma.  Otro es el caso de las imágenes que nos “enganchan” pero que han sido creadas con un afán de lucro, y que apelan a lo más instintivo en nosotros.

Una tercera consecuencia señalada por Prokofiev es el debilitamiento de la voluntad.  Esto quizás ya se nos hace patente a todos:  el no poder dejar de conectarse, de revisar, de seguir mirando un contenido, de desbloquear la pantalla del teléfono continuamente, de terminar acostándose mucho más tarde de lo planeado, de abandonar una obligación por entretenerse.  La voluntad debilitada se evidencia en la incapacidad de concentrarse, en la tendencia a procastinar, en la adicción, en la baja tolerancia a situaciones de frustración, en el abandonar algo si implica esfuerzo, en la incapacidad de negarse a sí mismo ciertas cosas, en la impulsividad.

Las tecnologías electrónicas gradualmente han hecho superfluo moverse:  tanto internamente (en el alma) como externamente.  Cada vez necesitamos movernos menos:  podemos trabajar , pagar las cuentas, pedir la comida, hablarnos con amigos por videollamada o chat, entretenernos viendo Netflix o televisión, o jugar videojuegos,  todo desde la comodidad de nuestra casa, y con un movimiento mínimo.  Hoy en día, moverse es una decisión personal, pero no es más una necesidad o una imposición de la vida social.

La pasividad motora es inherente a éstas tecnologías:  solo hay que mover los dedos… pero seguro que eso no va a ser necesario en unos años.  De acuerdo a la antroposofía, nuestra voluntad esta vinculada al sistema metabólico y al sistema muscular.  Si no nos movemos, gradualmente nuestra voluntad llega a la parálisis.  Pero la tragedia se extiende mucho más allá, porque también el sistema muscular tiene que ver con la capacidad de percibir nuestras tareas de destino, nuestra misión.

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Los antídotos

Frente a éstas tres consecuencias que los medios electrónicos generan en la vida humana, Prokofiev propone tres antídotos:

La pasividad del pensamiento debe ser contrarrestada por el estudio intenso de la Ciencia Espiritual, realizado con la mayor seriedad posible.  En relación al cultivo del pensar, Rudolf Steiner sugirió el estudio enérgico de sus libros  “Verdad y ciencia”, “Teoría del conocimiento basado en la concepción goetheana del mundo” y “Filosofía de la libertad”, y llamó al hecho de ocuparse en el estudio de éstos textos “gimnasia anímica y espiritual del pensar”.

Igualmente Steiner sugirió que todo autor dificil, que nos exija esforzarnos para llegar a su nivel de comprensión, aporta al fortalecimiento de nuestro pensar.

Como anécdota en éste sentido, quisiera señalar que en los Monasterios Zen modernos en el Japón, para ejercitar al estudiante en la práctica de la concentración, se estudian los libros “La Ciencia de la Lógica”, y “La fenomenología del Espíritu” de F.W. Hegel. Lo anterior contado por el antropósofo italiano Massimo Scaligero.

En relación al debilitamiento de las fuerzas imaginativas, Prokofiev señala que puede contrarrestarse a través del cultivo del Arte Verdadero.  Llama Arte Verdadero a aquel que conduce a una vivificación y activación del cuerpo de fuerzas vitales del ser humano.  A éste tipo de arte pertenece la Euritmia, el Arte de la Palabra, el trabajo artístico con colores que tiene sus raices en la experiencia etérica[3].

También la práctica de la observación atenta de la naturaleza, la contemplación goetheanistica de los procesos de crecimiento de las plantas y otros fenómenos naturales, aporta enormemente al fortalecimiento de la facultad imaginativa.

Georg Kühlewind sugiere que la lectura de literatura de fantasía – como por ejemplo algunos de los libros de Michael Ende o de Tolkien – hecha de forma activa, consciente, por parte del lector, conduce a un fortalecimiento de nuestras fuerzas de fantasia.  En éste sentido el libro de Mortimer Adler titulado “Como leer un libro:  el arte de la educación democrática” puede resultar de ayuda para comprender como aprender a leer activamente, es un camino de ejercitación interior.

Por último, en relación al debilitamiento de la voluntad, Prokofiev señala que sólo puede contrarrestarse con la decisión de meditar.

Muchos ejercicios dados por Rudolf Steiner, son ejercicios que conducen al fortalecimiento de la voluntad.  Todo ejercicio de concentración es por definición un ejercicio de voluntad.  Por ejemplo, el llamado Ejercicio del Control del Pensar – que forma parte de los ejercicios subsidiarios[4] -, en donde uno sigue un curso de representaciones alrededor de un objeto hecho por el hombre (Ej:  una aguja) durante un tiempo definido por uno mismo, es un ejercicio de voluntad en el pensar.  El ejercicio del Control del Sentir es un ejercicio de voluntad operando en el ámbito del sentir.  El llamado ejercicio del Control de la Voluntad, es un ejercicio de voluntad operando en el ámbito de las acciones realizadas en la corriente del tiempo.  La retrospectiva del día[5] es también un ejercicio de voluntad trabajando en el ámbito de la memoria.

Es decir, podemos encontrar una amplia gama de recursos salutogénicos orientados al fortalecimiento de la voluntad dentro de la literatura antroposófica que se ocupa del trabajo interior.

A modo de cierre, tendría que decir que la tecnología no es el problema.  No se trata de satanizar la herramienta, sino de alcanzar el nivel de consciencia necesario para saber utilizarla.  No se le da un cuchillo a un niño hasta que se tiene la certeza de que va a utilizarlo bien.  Algo parecido pasa con éstas tecnologías:  son herramientas útiles; el asunto es en que momento deben entrar a participar en la vida humana en desarrollo, y que tipo de acciones compensatorias debemos realizar para que no operen en contra de nuestras facultades humanas.

El destino del mundo moderno es convivir, relacionarse y utilizar éstas herramientas.  No se trata de huir de ellas, de temerles, o de usarlas sin criterio alguno.  En éste sentido Rudolf Steiner, el 28 de Diciembre de 1914, en el ciclo de conferencias titulado El arte a la luz de la Sabiduría Iniciática, expresó lo siguiente:  

“…lo que yo quiero decir cuando hablo de ésta arrogancia es que alguien puede decirse a sí mismo  : «Debo cuidarme de exponer mi propio cuerpo a estas fuerzas destructivas; debo protegerme estrictamente de todas las influencias de la vida moderna, retirarme a un santuario con el entorno adecuado y las paredes pintadas de colores apropiados para la sensibilidad espiritual, para que ninguno de los medios propios de la vida moderna pueda entrar en contacto con mi constitución corporal.»  Lo último que deseo es que lo que yo digo tenga este efecto. Todo deseo de retirarse, de protegerse de las influencias del inevitable karma del mundo, emana de la debilidad. Pero sólo la Antroposofía puede hacer que el corazón y la voluntad humanos sean lo suficientemente vigorosos como para desarrollar la fuerza que nos arma y fortalece frente a esas influencias. Cualquier consejo de retirarse de la vida moderna, o de dedicarse a una especie de cultivo de invernadero de la vida espiritual, nunca debe encontrar favor en la esfera de nuestro movimiento. En una verdadera cultura del espíritu nunca se puede hablar de tal procedimiento. Aunque es comprensible que las naturalezas más débiles quieran retirarse de la vida moderna a comunidades donde no les afecte, hay que subrayar, sin embargo, que tal actitud no es el resultado de la fuerza, sino de la debilidad del alma. Nuestra verdadera tarea es fortalecer el alma impregnándola de los impulsos que provienen de la Ciencia Espiritual y de la investigación espiritual, de modo que esté armada contra las influencias de la vida moderna, pueda mantenerse a pesar de todo el bullicio circundante y sea capaz de encontrar su camino a través del tumulto y el estruendo de los seres ahrimánicos hacia el mundo espiritual-divino”[6].

Notas

[1] Sergei Olegovich Prokofieff (16 de enero de 1954 – 26 de julio de 2014) fue un antropósofo ruso. Era nieto del compositor Sergei Prokofiev y su primera esposa Lina Prokofiev, e hijo de Oleg Prokofiev y su primera esposa Sofia Korovina. Nacido en Moscú, estudió Bellas Artes y Pintura en la Escuela de Arte de Moscú. Conoció la antroposofía en su juventud, y pronto tomó la decisión de dedicar su vida a ella.

Escribió su primer libro, Rudolf Steiner y la fundación de los nuevos misterios, mientras vivía en la Rusia soviética. El libro se publicó por primera vez en alemán en 1982 y traducido al inglés en 1986. Tras la caída de la Unión Soviética, fue cofundador de la Sociedad Antroposófica en Rusia. En Pascua de 2001 se convirtió en miembro del Consejo Ejecutivo de la Sociedad Antroposófica General en Dornach, Suiza

[2] Las citas de Prokofiev provienen del artículo de Enzo Biagini:  In difesa dell’anima, publicado en la Revista de la Comunidad de Cristianos de Italia, San Giovanni 2017.  http://lacomunitadeicristiani.it

[3] Ver como ejemplo la obra pictórica de Liane Collot D’Herbois, Gerhard Reisch y Gerhard Wagner.

[4] Ver libro de Florin Lowndes.  El despertar del chakra del corazón que trata de la práctica de los ejercicios subsidiarios.

[5] Ver artículo por Alexandra Vasilache sobre la práctica de la retrospectiva nocturna, publicado por ADMAC

[6] Rudolf Steiner, El arte a la luz de la Sabiduría Iniciática, GA 275

 

Sobre el autor

Carlos Andrés Guío Díaz

Psicólogo egresado de la Universidad Nacional de Colombia. Consulta privada en psicología clínica en Bogotá D.C desde el año 2010.    Formación de posgrado en  Psicoterapia antroposófica, durante los años 2015-2019 en el contexto del International Postgraduate Medical Training (IPMT). Coordinador a nivel  Colombia, de las actividades de estudio y formación en Psicoterapia antroposófica.  Miembro de ADMAC  (Asociación para el desarrollo de la medicina antroposófica en Colombia)

www.carlosguiodiaz.com

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